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Los textos que encontrará en este Blogger se llaman “Crónicas desde el fin del mundo”, básicamente según su autor, por auto-censura, porque en realidad deberían llamarse “Crónicas desde el culo del mundo”… Por otra parte, el concepto mismo de “fin del mundo” es una idea relativa. El fin del mundo queda en todo lugar donde, para llegar, haya que hacer por lo menos dos conexiones de vuelos de larga distancia, pasar por tres o cuatros filtros de seguridad sacándose zapatos, celular y cinturón y dormir en un asiento de clase turista, apretado entre la silla de uno y la del "audaz" de adelante que decidió reclinarla por completo para dormir, sin dejarte ver la película en la pantalla chiquita empotrada en el respaldo de su asiento. Si no se ha pasado por todas esas condiciones, entonces no ha llegado al “culo del mundo”, perdón, al fin del mundo. Pero, lo que para uno puede ser el fin del mundo, para otro siempre es “el pueblo de al lado”. Y si, porque el fin del mundo lo hay en todas partes. No es privilegio de ningún lugar. Para un habitante de la Patagonia, Nueva York queda en el culo del mundo, así como para un habitante de Ecuador, Sudán queda es el mismísimo fin del mundo. Sin embargo, para un colombiano, Ecuador queda al lado, así como para un sudanés Etiopia esta ahí nomás. Como dije, todo es relativo…Lo que si no es relativo son las situaciones, los problemas, los seres humanos, todos ligados por esa alma común de esa gran comunidad que damos en llamar “humanidad”.
¿Será que realmente somos una comunidad? A esa pregunta Luis todo el tiempo, y a veces le resulta difícil creerlo así. No porque entre si seamos muy diferentes, según dice, sino porque nos creemos tan diferentes. Y sentimos que somos tan diferentes, básicamente, porque no queremos mirar lo que hay más allá. Bueno, muchas veces no queremos mirar lo que tenemos al lado nuestro, así que imaginen si vamos a mirar lo que hay más allá. Aún así, todos somos iguales. Igualmente cerrados, igualmente jodidos, igualmente intolerantes, igualmente chauvinistas, igualmente obcecados en creer que lo que tenemos es único, y por eso no queremos compartirlo con nadie mas.¿Será que es así? Creo que no, pero no tengo argumentos para convencer a nadie. Así que no lo voy a hacer. Solo voy a escribir estas crónicas, de cosas que estoy viendo, viviendo y que me hacen pensar…Me hacen pensar que el problema no es tratar de explicar las cosas con argumentos racionales, sino tratar de sentir las cosas como experiencias trascendentes, las cuales, donde sean que se vivan, lugar y contexto donde estén siendo experimentadas, siempre apuntan a lo mismo: la necesidad de transformarnos en personas diferentes, en personas… seres verdaderamente humanos, capaces de darle a nuestra especie y a nuestro planeta, un chance para sobrevivir…
Dejé Sudán a finales del 2007. Quizás siga a Haití, Marruecos y, seguramente, regresaré a Makedonia pasando por Bogtoá, Washington, París... siempre París.. Uno vuelve siempre, a los viejos sitios, donde amó la vida...
Luis Rodríguez, escritor
Heródoto, Kapuscinsky y Luis
El excepcional ser humano, ciudadano y escritor Ryszard Kapuscinsky, nos recuerda en sus Viajes con Heródoto que éste fue el primero en entender que, para comprender y describir el mundo, hacía falta recoger gran cantidad de material y, para eso, uno tenía que salir de su tierra, viajar y conocer a las personas para que nos relaten sus historias. Considerado el padre de la historiografía, Heródoto sin duda viajó. Entre guerra y guerra en los años 445 adC, además de Grecia, recorrió parte del entonces Mediterráneo Oriental (Hélade, Babilonia, Cólquida, Siria, Macedonia, Libia, Cirene y Egipto).
Dice RK que para Heródoto la escritura era "el resultado de lo que hemos visto y de lo que nos ha contado la gente. Los reporteros somos el resultado de una escritura colectiva. El material de nuestros textos lo constituyen los relatos de cientos de personas con las que hemos hablado. Heródoto no describía el mundo como hacían los filósofos presocráticos, partiendo de su propio pensamiento, sino que contaba lo que había visto y oído en sus viajes. Su filosofía consistía en que hay que moverse y descubrir ideas nuevas. Estaba convencido de que las culturas se mezclan y que, incluso un conflicto, no tenía por qué ser un aniquilamiento. Heródoto polemiza con sus compatriotas, demuestra y prueba, por ejemplo, que los griegos, sin la cultura egipcia, no serían nada. Ninguna civilización existe de forma aislada: hay una interacción constante". Heródoto, anota RK, es un cronista y, al mismo tiempo, un patriota griego (http://www.bitacora.com.uy)/.
Puede parecer un poco pretencioso el nombre de este Blogger, pero me permití esta licencia por dos razones que les comparto. La primera, porque con ello expresó un respetuoso, pero muy profundo homenaje a esa extraordinaria persona que me privilegio con su amistad, el gran heródoto del siglo XX Ryszard Kapuscinsky (Pinsk, marzo 4 de 1932 – Varsovia, enero 23 de 2007). La segunda, porque la pasión y sentido humano para andar, descubrir y describir que conmovieron a estos dos cronistas - al griego y al polaco, también es fuerza vital que habita y moviliza al escritor y novel fotógrafo, mi amigo Luís Rodríguez, quien recorre como Consultor en educación para el desarrollo distintas comunidades bien en África, bien en Centro y Latinoamérica, o Europa Central.
Este Blogger comenzó con una carta suya desde Kurmuk, que luego de unos rápidos ajustes, circulé vestida de crónica entre algunos amigos, y que aquí aparece bajo el título de Hotel California. Solo pocos días despues, lo que parecía un fugaz instante, se convirtió en un placentero y personal ejercicio periodístico, casí que cotidiano, de titular, editar los textos, las fotografías y hacer retoque digital, para subir el material a este desde el 2007. Ahora sostenemos extensas y frecuentes conversas con Luisin vía Skype, animados porque este placer compartido sea también, para nuestros amigos, una experiencia cálida, cuidadosa e interesante de asomarnos a ese continente.
Relator y narrador por naturaleza, Luís ha estado en lugares tan lejanos y disimiles de su vida y de las nuestras, pero que para él nunca le han sido ajenos, pues vive con intensidad las realidades, humanidad y solidaridad la historia de sus gentes. Hace algunos años atrás, nos revelaba in situ, la guerra en Rwanda a través de extensos y profundos relatos verbales de todo cuanto vio y vivió. Parte de estas historias están contenidas en el libro (cuyo editores aún no nos dejan ver publicadas), “Las historias de Adrien Nyumba y su fiel compañero Kunti”, inspirados también, en sus múltiples viajes y experiencias en el curioso mundo del desarrollo, en donde las realidades de nuestros países del tercer mundo se encuentran –y muchas vecen chocan-, con las voluntades de los “cooperantes y agencias del norte” que los quieren “desarrollar”.
Las primeras historias de este Blogger se iniciaron en Sudán, luego de lo cuál Luisin ha trabajado en el África profunda, deprimida y enigmática, pasando por Europa Central, Latinoamérica y Centroamérica, compartiendo su interacción con el Otro como ciudadano del mundo y en quien todo deja huella.
Sin más, bienvenidos a este espacio y, por favor, dejenos su huella.
Gloria Ortega Pérez
Editora
Crónicas de un Heródoto de Hoy