30 de octubre de 2007
Tras las huellas del Nilo Azul
Tanto el vuelo de ida de Locki a Kurmuk, como el de regreso de Kurmuk a Juba fueron experiencias increíblemente maravillosas. Este país es plano, inmenso, pero ligeramente cóncavo como una inmensa bañera que demoramos tres horas en sobrevolar. Es una tierra semi árida, con arbustos y pastizales además de algunos árboles gigantescos que se destacan como islas verdes en esas soledades.
Si, porque en 3 horas no vimos ni una sola población. Bueno, en realidad vimos un pueblito de unas 10 casas o mejor chozas, cada una rodeada de algo que se veía como una cerca de piedra de unos 20 metros de diámetro, quizás para mantener ahí el ganado. Porque aparentemente es una zona ganadera, donde el ganado, los de cuernos largos (long horns) compiten con hienas, leones y otros animalitos que suelen vivir por ahí. Pero es una hermosa desolación… recorrida por una multitud de cauces secos, huellas tal vez de épocas más regadas, ¿en el pasado? ¿En el año? No se…
Noventa minutos de vuelo y el paisaje comienza a cambiar ligeramente: la planicie de pastizales ahora esta en medio de enormes charcas de agua, anegada, pero no por una inundación sino de manera permanente. Es como si la tierra rezumará agua, como si fuera una enorme esponja dentro de una enorme bañera. Bueno, eso, según me dijeron, era una de las fuentes del Nilo Azul.
El Nilo Azul, como todos sabemos gracias al inútil enciclopedismo que nos da la escuela, se origina en las montanas de Etiopia. Pues, es cierto, porque si miramos hacia la derecha, volando de sur a norte, ahí están las dichosas montañas. Claro, lo que no nos dicen es que de esas montañas no sale un torrente al cual se suman muchos torrentes más para constituir un río, como seria lo normal, o por lo menos a lo que estamos acostumbrados.
No. De esas montañas bajan, no se de que manera, si superficialmente o de manera subterránea, todas esas corrientes que se van a depositar en la bañera con la esponja gigantesca. Y de ahí, a medida que avanzamos el paisaje se torna cada vez más acuático, con colinas verdes que se asoman como islas rocosas en medio de esa vegetación semi acuática. Y de repente, surge un río, así, como por arte de magia. Pero no, todavía no es el Nilo Azul. Es otro, uno que luego de pasar por un lago se va a llamar Nilo Azul. O sea que no se puede decir con precisión donde no más es que nace el Nilo Azul. Pero ahí esta, dibujando sus riveras desde el pantano que lo vio nacer.
Es un río que se mueve en muchas direcciones, como buscando un destino, una orientación. Son “eses”, una detrás de la otra, como el silbido de una perezosa serpiente que lentamente busca definir un cauce, perdiéndose muchas veces en lagos, en bifurcaciones que se vienen a re-encontrar kilómetros mas abajo, como si quisiera aprender a ser río, pero sin el manual.
A medida que nos acercamos a Kurmuk, el río se va alejando hacia en oeste. Es que para llegar a este pueblo-ciudad, según me enteré después, hemos de cruzar por sobre una parte de Etiopia, y sus montanas, una protuberancia en el mapa que se interna en el territorio de Sudan. Así que dejamos atrás el río para ver las montanas donde se origina. Uno se imaginaria que esas montanas que generan tanta agua tiene una vegetación lujuriosa. Bueno, no hay tal. Son rocas secas, casi sin pasto, y totalmente sin población. Ahí yacen, esperando las lluvias, para canalizar esas aguas hacia su destino final. Es un paisaje hermoso, del cual surgen de tanto en tanto domos de piedras, extrañamente parecidas a pirámides con formas y tamaños similares. ¿Será que de ahí proviene la inspiración de los egipcios?
Ese paisaje, de alguna manera, es un paisaje que evoca misterio, algo muy profundo e interior. ¿Será que todas las cosas profundamente esotéricas se originaron en las montanas de Etiopia? No se, pero es un paisaje sobrecogedor; hermosamente sobrecogedor.
Y así, saltando de una a otra de esas cimas rocosas, finalmente llegamos a Kurmuk, adivinamos Kurmuk, ya que desde el aire solo se veían unas cuantas casas y una pista de aterrizaje, mas bien una porción de tierra despejada que, para alcanzar, nos obligo a pasar por entre dos montanas donde casi tocamos las rocas con las alas del avión.
El viaje de Kurmuk a Juba, de regreso hacia el sur, nos llevo por una ruta diferente. En realidad viajamos de norte a sur oeste. Fuimos dejando atrás las montanas para internarnos nuevamente en el pastizal y luego en la esponja rezumada de agua…Comenzábamos a cruzar lo que en los mapas aparece sin nombre, pero que aquí la gente llama “el pantanal”.
Ya no es una esponja que resuma agua, sino que son 3 horas sobrevolando un pantanal; agua por todos lados, con pastos altos emergiendo, con bandadas de garzas y otras aves que salían disparadas al paso del avión, muy por debajo de nosotros. Y, si miramos el mapa, resulta que ese es otro pantano, muy diferente del que cruzamos en las fuentes del Nilo Azul. Ese es una parte del recorrido del Nilo Blanco que viene desde el lago Victoria, allá, no muy lejos, en el sur, en lo que es ahora Uganda. Y si, porque el Nilo Blanco, que si se origina como un río “normal”, saliendo de un enorme lago, también se viene a perder en las tierras del Sudan, en otros pantanales, para luego recuperarse y volver a ser nuevamente un río normal.
Y eso se puede ver muy claramente desde al aire: el punto donde llegamos al pantanal era el lugar donde el río vuelve a ser uno nuevamente para seguir su trayectoria única hacia el norte. Pero de ahí hacia el sur, vemos como se va perdiendo su unidad. El río se vuelve varios ríos, cursos de agua que viajan paralelos, la mayor parte del tiempo, divididos por las aguas de pastos altos del pantanal. Es un extraño paisaje, aguas divididas por aguas, ríos paralelos, islas de vegetación… Sobrenatural.
Es un paisaje que te hace pensar; la inmensidad, la soledad, esa vasta naturaleza aun no domesticada, a pesar que se habla de construir un canal que cruce el pantanal para hacer más rápido el viaje por el Nilo Blanco hacia Khartoum… ¿Porque será que el hombre busca destruirlo todo? ¿Con qué afán? O más bien, ¿Con que falta de visión? ¿Será que nuestro afán de muerte es más poderoso que el de vida?
Al sobrevolar esos paisajes no podía evitar pensar que de alguna manera el paisaje refleja la naturaleza de un país. En efecto Sudan es un poco eso. Un curso de agua que en su viaje a través del tiempo y el espacio, atraviesa zonas pantanosas donde su curso se desdibuja y casi se pierde, para re-encontrarse mas adelante. De más esta decir que desde hace unos 20 años el país, o los países si viene al caso decirlo, están atravesando el pantanal. Incluso los cursos paralelos son reflejo de los países paralelos que existen en la actualidad, con todos sus conflictos sin aparente solución…
Y así, nos vamos remontando en el tiempo y bajando hacia el sur, hasta salir del pantanal y re- encontrarnos con el Nilo Blanco, tal como nació: un río ancho, lleno de vida, de vegetación arrastrada por la corriente, de vida animal…y de gente. Re-aparecen las casas, los villorrios, las chozas de techos de paja, pero sin las envolturas platicas con la palabra UNICEF. La planicie ahora esta sembrada de colinas rocosas que emergen, de manera desordenada y que imagino el piloto de la avioneta usa como referencia para llegar a Juba, la ciudad capital de ese país nuevo que se recuesta sobre el Nilo Blanco: el sur de Sudan.
Juba, Sudan
Domingo 28 de Octubre, 2007
Kurmuk, después de la guerra
La Terminal del aeropuerto de Kurmuk, es un árbol. En realidad no es solo un árbol; además hay un tractor que esta ahí para jalar a los carros, a los 4x4 que se quedan enterrados en el barro. A unos pocos metros hay un par de chozas, pero eso ya es propiedad privada. Sin embargo desde las chozas, con un poco más de perspectiva, se puede ver la pista de tierra donde acabamos de aterrizar, luego de 3 horas de viaje en una avioneta de 4 puestos (además del piloto, ¡gracias a Dios!) que entre saltos y resbalones logró detenerse justo al final de la pista antes de entrar de lleno en el pastizal que venía más adelante. Como el pueblo de Kurmuk, capital del distrito (o Estado como le dicen aquí) del Nilo Azul queda a 8 Km del aeropuerto, sobre la frontera con Etiopia, nos vino a buscar la camioneta del proyecto. Y de regreso, nos tardamos 1 hora en recorrer esa distancia, sí, en la camioneta, no a pie. De más esta decir que el camino a Kurmuk es la carretera que va a Damosin, el pueblo siguiente, también capital de otro Estado, y que ha estado interrumpida desde hace tres meses por las lluvias. Son 190 Km, que hoy solo los puede hacer un tractor en 4 días con un trailer que la arrastra. El recorrido es precioso, una montanas muy lindas, preludio de otras majestuosas que a lo lejos perfilan el paisaje etiope. Lástima que no se pueda pasear por ellas. Están minadas… Kurmuk es ahora una ciudad de unas 10,000 personas, 1.500 soldados que no se ven y unos 1,000 Pakistaníes de las NNUU que no se dejan ver. Eso sin contar con los “cooperantes internacionales” que se encuentran diseminados por doquier, tratando de mimetizarse con la población. Si, porque los que llegan ahí, o mas bien, los que mandan ahí no son los expertos bien pagados sino que los jovencitos que han sido convencidos que ahí es precisamente el lugar desde donde pueden comenzar a cambiar el mundo… Y entonces se van, y se visten como jóvenes trabajadores del desarrollo: pantalones de lona con muchos bolsillos, camiseta tipo remera sin mangas y sandalias. Ellos, en general, despeinados y con una barba incipiente. Ellas con faldas largas, la misma camiseta con tirante y “hawaianas” o chancletas de goma o como se las llame a esas sandalias que se usan para andar en la playa. Ese es el paisaje humano en Kurmuk. Pero esta el otro lado de la moneda en esta historia. Lo que realmente representa Kurmuk. Ese pueblito ha sido, durante la guerra entre el norte y el sur, -guerra olvidada por la prensa internacional porque competía con una más mediática en Etiopia-, el reducto desde donde el ESPLN (Ejército Sudanés Popular Liberación Nacional, actual gobierno), el ejército rebelde del sur, arrancó con su ofensiva que, finalmente, y muchos años después, le permitió conquistar todo el territorio que ahora domina en sur Sudán y que es del tamaño de Ecuador. Decididamente este país es inmenso. Por eso, el pueblo, una hermosa y pequeña ciudad con calles bien trazadas y edificios coloniales británicos de una planta, fue salvajemente bombardeado, despoblado, vejado y humillado, pero nunca derrotado. No quedó un solo edificio en pie, ni siquiera el hospital. Casi totalmente abandonada, la población se refugió principalmente en Etiopia, pero ahora que la guerra ha terminado y que la gente se regresa y sigue regresando, el pueblo esta convirtiéndose en ciudad. Los combatientes en soldados aburridos, la población en pobres y hambrientos y la fuerza de paz de las NNUU en un dolor de cabeza. Y todo ese mundo convive en medio de una ciudad en la cual hay que adivinar sus calles, donde no hay casi negocios, y en que las carpas, principal forma de habitación, se pelean los espacios habitables con las chozas tradicionales de la población original, aquella que no fue a ninguna parte, aquella que supo que había guerra porque los aviones llegaron y arrojaron sus bombas en el pueblo y que vieron a esos soldados pelear por alguna razón que aún les resulta desconocida. Los soldados del ejército rebelde, ahora no hacen nada. Solo salen en la mañana a hacer su formación, comen un día sí y otro no, porque el ESPLN no tiene dinero para alimentarlos y cada dos meses hacen una revuelta disparando algunos balazos al aire porque no les pagan los sueldos. La gente recibe asistencia de las organizaciones internacionales: el programa mundial de alimentos les trae comida, la OMS campaña de inmunización, otros, letrinas y, los irlandeses, les traen cerveza y pozos de agua… todo liquido…
Los soldados de la fuerza de paz son un contingente Pakistaní que viven en un campamento a un kilómetro fuera del pueblo, totalmente autónomo y sin tener contacto con nadie. Tienen su propia comida, su propio helicóptero, sus propias maquinarias, luz, habitaciones, cine y piscina, pero no comparten eso con nadie y ni siquiera se les ve. Pareciera que el campamento esta desierto, pero no se equivoquen, están ahí, ahí dentro…manteniendo la paz…con el ejemplo. ¿Será que se pasan el día meditando?
En el pueblo, perdón, ciudad, porque tiene su propio palacio de gobierno donde funciona la oficina del comisionado, que nunca esta ahí, por supuesto, no hay luz, no hay comida, no hay agua, no hay alcantarillado, pero si hay Internet. La densidad de VSats es tan alta como en una base de la NASA. Y claro, todos estos trabajadores del desarrollo tienen que comunicarse con sus organizaciones y mandar los informes de avance. De avance sobre como van “ejecutando sus programas” que es, básicamente, como van gastando el dinero de sus presupuestos de manera que al final del año fiscal hayan alcanzado las metas establecidas en el gasto y poder así pedir más dinero para el año que viene.
Esa es otra de las innovaciones actuales del trabajo en desarrollo: estos jovencitos, con sus barbas incipientes y camisetas de tirantes, andan todos con sus portátiles y sus thurayas (teléfonos vía satélite para los ignorantes del desarrollo), caminando por el pueblo para ir a la próxima reunión de coordinación. ¿Coordinación de qué si finalmente cada uno hace lo que se le viene en gana?… A su agencia de cooperación internacional?…
Básicamente la reunión de coordinación es una manera de poder salir de la oficina y ver a otras “personas”, o sea a otra gente como ellos, con quienes hablar ese particular lenguaje: el “proyectegio”, lenguaje desarrollado por el mundo de cooperación para el desarrollo, en el cual, cada quien habla como si estuviera leyendo un informe. Es ese idioma que para decir “yo construí un centro de salud”, se dice: “luego de un diagnóstico participativo en el cual se establecieron los ejes de desarrollo de la comunidad, se identificó como prioridad el construir un centro comunitario multi-funcional con el fin de maximizar y racionalizar el uso de los insumos destinados a la cobertura en salud”. Lo interesante de este lenguaje es que es como el Esperanto: combina todos los otros idiomas del mundo, de manera que cualquiera puede ser usado para hablar en este nuevo slang.
Y bueno, nosotros también hicimos nuestro trabajo de supervisión y fuimos a nuestra oficina. Ahí nos esperaba el agente local, un ingeniero local, o sea de Sudan, que básicamente se estaba sacrificando en ese lugar por el sueldo que le pagamos que es 4 o 5 veces superior al que ganaría trabajando para una empresa nacional. Desde luego insistió en que fuéramos a ver los proyectos y que los documentáramos: así que fuimos a ver el centro de computación y zas!, foto, la bomba de agua y zaz! foto, el pozo séptico comunitario y zas!, foto. Claro, yo, de repente le tomaba fotos a la gente, a las casas, a esas hermosas mujeres con sus telas súper coloridas, a esos hombres altos y esbeltos frente a sus chozas, y la verdad es que el ingeniero me miraba con cara de para-que-pierde-tiempo-fotografiando- esas-huevadas…
Luego con gran orgullo nos llevo a una visita al centro de cómputos: el Telecentro local. Ahí, una hindú jovencita, que podría haber salido del Campus del MIT en Boston, nos habló en “proyectegio” para contarnos como ellos apoyaban la construcción de una sociedad mas democrática por medio de la capacitación en TICs (tecnologías de información y comunicación digitales) a los diferentes estratos de la sociedad civil. Eso, traducido al español, quiere decir nada más que daban cursos de computación a la gente de por ahí. “¿Y a que gente?”, le pregunto. “A empleados de gobierno”, me responde ella. “¿A quienes?”, le vuelvo a preguntar. “A los que trabajan en la oficina del comisionado”. “¿Y que les enseñan?”, pregunto una vez más. “Word, spreadsheets en Excel, que les encanta porque ahora pueden hacer sus informes en Excel”. “¡Ah, que bien!…” Me encantaría ir a visitarlos para ver como les va… Pero es que no están, porque el comisionado anda fuera de la ciudad. Pero, a ver lo equipos por lo menos… Bueno, es que computadores todavía no han llegado, no hay presupuesto para su adquisición…
Así, mientras nos encaminábamos en la 4X4 y en lo que nuestro ingeniero local llamo “The NGO Road”, porque en ese camino están las oficinas de todas las agencias de cooperación que trabajan en la ciudad, yo me hacia la siguiente reflexió: he aquí un pueblo de mierda convertido ahora en ciudad, capital de una administración que nunca esta ahí, con helicóptero propio pero que no lo puede usar nadie, con un tanque quemado y desarmado en medio de un potrero que hace las veces de parque principal, con Wi Fi y Vsats, sin agua potable pero con alimentos regalados por el PMA, en medio de una tierra preciosa y exuberante pero que nadie cultiva (¿para qué si la comida cae del cielo?), y donde la gente, me imagino que para entretenerse, se dedica al pequeño comercio, no se de que, con su vecinos de Etiopia, a 300 metros de ahí, al otro extremo de la calle principal.
Finalmente, llegamos al último destino de este tour para ver la obras de desarrollo: la nueva bomba de agua, o como se llame esa cosa, ese un grifo con una palanca que se sube y se baja para sacar agua. Bueno, ahí estaba, en medio de un potrero, con algunas chozas alrededor, unos patos que se salpicaban en la charca recién creada por el agua que ahora surgía de ese tubo de metal…Y, por supuesto, con toda la población, unas 50 personas, sentadas bajo la sombra de un hermoso árbol esperando a por la inauguración. Tenían cara de estar ahí desde hace un buen rato, pero sucedían dos cosas: la primera, que el grifo ese no se podía inaugurar aún porque no encontraban el sticker de la agencia donante, para la foto que irá en el informe; la segunda, que el jovencito, el jefe de proyecto local, estaba demorado porque tenia una conferencia telefónica con la oficina central, en algún país europeo.
Así que ahí estaba la gente, sentada, esperando, con cara de inauguración, con sus ropas coloridas, con alguien que tocaba el tambor, ensayando la cancioncita que tocaría en la inauguración, mientras un par de animadores locales, una chica con una camiseta que decía “use letrinas” y otra con alguna otra frase “concientizadora” se paseaban, haciendo amistad con todos, como una manera, me imagino, de desempeñar su labor de animación socio-cultural. Hacia mucho calor, y quien sabe cuando el irlandecito ese, el de la conferencia telefónica se iría a desocupar, y teníamos que tomar el avión de regreso antes que la lluvia que comienza a las tres de la tarde y que nos anclaría en ese lugar. Así que, emprendimos el camino de regreso.
Salimos por la NGO road, hasta llegar al camino principal. Doblamos a la izquierda y luego de pasar por las enormes carpas-depósitos del PMA y las del PNUD, entramos nuevamente en la carretera a Domesin que nos llevaría al aeropuerto. Ahí, en el lapso de una hora, en la que recorrimos los 8 kilómetros de vuelta, pasando por las chozas esas cuyo techo de paja ha sido impermeabilizado enrollando en ellos plásticos que llevan el rotulo de UNICEF, y el chiquito que vende galletas en la carretera donde no transita nadie, y el tractor con acoplado que saldrá a Domesin con su carga que recorrerá los 190 Km. en 4 días, llegamos finalmente al Árbol Terminal, esta vez nacional, del aeropuerto de Kormuk, la capital del Estado del Nilo Azul.
Allí estaba el avión, bien cerrado, bien achicharrado por el sol, esperándonos para retornar. El piloto, acostumbrado a esas andanzas, se dedicó a su rutina: abrir el avión, mirar la pista para ver si no habían animales en ella, patear el suelo par ver si seguía seco, pedirnos que subiéramos rápido porque había que despegar, prender y calendar motores, carretear al final de la pista y comenzar el recorrido sobre esa tierra roja par a ver si nos podíamos elevar.
Todo salio bien y logramos despegar. Afuera todo seguía igual.
El Mapa fue tomado de http://www.infoplease.com/atlas/country/sudan.html
Kurmuk,Sudán
viernes 26 de Octubre, 2007
29 de octubre de 2007
Hotel California
Acabo de llegar a la ciudad desde donde vamos a tomar la avioneta mañana para ir a ese pueblo remoto. Llegamos al aeropuerto internacional de Lochichongo, una cabaña con techo de zinc y dos letreros: uno que decía imigración en ingles y en shwahili, y el otro: salida de emergencia en caso de incendio, con una flechita que indicaba hacia afuera, aunque era dificil saber a que afuera, porque en esa choza TODO era afuera. Pero en caso de incendio, me imagino que nunca se sabe, no?
El taxi nos llevó por una calle de tierra, digo de barro porque había llovido hacía dos dias. Cruzamos primero unas chozas de barro con techos de paja, exactamente iguales a la choza donde nacieron Adrien y Kunti* y me entero que ahi es el Villorrio original. Delante de las chozas, unos negritos como los de las peliculas, altos, flacos y con esos collares redondos y multicolores alrededor del cuello como platos coloridos.
Seguimos y entramos en la "cuidad" propiamente tal. En realidad es un pueblo de mierda. El Villorrio fue transformado en una base desde donde las agencias internacionales han operado para el sur de Sudan, con sus millones en comida y todas las otras pendejadas que normalmente hacen. El aeropuerto es una gran base del programa mundial de alimentos, y hay un enorme campamento de las NNUU. El resto son casuchas de tabla y techos de hojalata con nombres pretenciosos como "resturant Acapoloco", "peluqueria Paria", etc., etc., lo de siempre.
Pasamos el pueblo en 2 minutos y seguimos por la trocha. Es facil hacer calles porque toda la zona es semi-arida, (perdon pero tengo que sacar a esta hormiguita que se pasea por la pantalla de la compu), asi que por donde pase el carro ya, tenemos una trocha. Es semi-arido con arbustos bajos.
Y llegamos al hotel, creo que se llama California, la verdad es que no me fije bien. Es un lindo hotel como de campo. No es edificio sino que a lo lejos se ven como chalecitos. La recepcion in patio techado (nosotros le llamamos pergola, creo), como esos techados en los clubes de campo donde esta el comedor? Bueno, eso. Ahí nos reciben dos niñas, negritas, lindas, y mientras nos chequeamos nos traen una toalla fria empapada en algo asi como eucaliptus (si, aqui tambien hay) y un vaso de jugo de mango. De ahí vienen lo que ellas llamaron "portadoras", se hechan las maletas al hombro y nos internamos en un camino de piedrecillas en medio de un bosquecito de eucaliptus para llegar a la suite H3. La suite es UNA CARPA!!, con su porchecito todo bonito, una mesita de metal y un banquito desde donde escribo, y detras una construccion de piedra sin techo que es donde esta el baño.
Asi que aqui me instalé en la carpa. Samon, mi colega, en la del lado con su cama, su ventilador y su frasco de raid (que suerte que a los mosquitos aqui los mate la misma compañía que allá, (mosquitos del mundo unios y boicoteemos a Raid!!) y un termo de agua. De ahi me voy a la recepcion para que me seteen mi laptop para la red local WI FI y, heme aqui, comodamente instalado en el porche de mi suite, escribiendo, escuchando a proyecto Gotan, mientras las hormiguitas se pasean por mi walkman y la compu, y tomando agua de mi termo de agua. Y, como yo soy un muchacho precavido, me traje una caja de carton en el avion llena de fruta y yogurs que se han transformado en mi dieta cotidiana desde que estoy aqui.
Si esto no es globalizacion, entonces no se que será. ¿No te parece? Y decir que recien mañana salimos al verdadero mundo perdido de Tarzan...
En el aeropuerto internacional nos estaba esperando el piloto de la avioneta (yo hubiera pensado que saláamos del aeropuerto nacional (!?), bueno, claro, como es vuelo internacional ya que Sudan esta a 500 Km de aquí...ahora entiendo. Nos vino a recibir el piloto, dueño y gerente de la compañía de chartes (lo menos que puede hacer cuando nos va a cobrar U$S 7,000 por el dia de alquiler, para eso sirve la plata del tio Sam), para decirnos que manhana nos espera a las 6 AM para salir a las 6:30. Le desee buena noche y que duerma bien...porque es super importante (por lo menos para mí) que duerma super bien, ¿No te parece?
Y aqui estoy, preparandome para salir mañana a la verdadera aventura. Esto es hollywood comparado con lo que viene. Ademas, llevamos 4 cajas de agua porque se les acabo el agua a la gente de la oficina en ese pueblo y no quieren tomar la del pozo que toma la gente, porque les da de todo, siendo lo menos grave, disenteria.
Miro todo esto y me digo cosas. Primero, mierda! asi que aqui es a donde viene a parar la plata del desarrollo. Se me olvidó contarte que si quieres hacer un catalogo comprensivo de las ONGs internacionales, venite a Lokichongo. Aquí estan todas, unas a lado de las otras, con sus cartelitos... Otro detalle gracioso. En el "aeropuerto", al lado de la entrada de la choza (lo que en chileno se llamaría una media agua, o sea las que hay en las poblaciones callampas), hay un buzoncito, muy lindo, el todo pintadito de rojo que dice: por favor deposite aqui su contribucion para la cruz roja. (!!!) ¿Será el plan de sustentabilidad local de la cruz roja? ¿Será que asi consiguen que los otros donantes compartan algo de sus fondos?
Este pueblo fantasma, pero viviendo así desde la edad de piedra, subitamente fue transformado por la asistencia humanitaria, que permite asisitir a todos esos gringuitos a sus familias y allegados con ganas de aventura, humanitariamente. Cuando veo el Villorrio original, lo menos que puedo pensar es: "¿Por qué mierda vinimos a desarrollarlos?" Yo se que esa misma pregunta nos la hacemos en nuestro mundo. Pero es que aqui, REALMENTE, la pregunta adquiere un sentido total y dramaticamente diferente. No digo que no hayan cosas que puedan ser utiles, pero seria maravilloso ponerlas en contexto. Creo, definitivamente, que se vive mejor en el caserio que en el prueblo de mierda...a menos que tengas los U$S 150 diarios que debe cobrar este hotel (a lo mejor las suites sean aún más caras...).
Esa fue mi lucha durante los casi 30 años que ando en esta mierda, y se que la he perdido aunque aun trato, denodadamente, de rescatar las ultimas cositas que pueda, como para poder dormir en paz sin necesidad de hecharme encima media botella de wisky (que es lo quem me imagino, están haciendo todos los huespedes del hotel en este momento).
Si, son pobres (aunque, ¿qué es realmente ser pobres?) y a lo mejor no son felices. Pero lo que les hemos traido los hace globalmente pobres y desagradecidos porque aun no logran ser felices a pesar de todo lo que les hemos traido. Que la zona es semi arida...¿y que? Vivieron así desde hace miles de años y nunca se dieron cuenta que eran pobres e infelices. Ahora que les hacemos caer en cuenta que eran pobres e infelices, se hacen ladrones, borrachos y mentirosos.
La verdad es que si no fuera por este cordón de plata me permite ponerme en contacto con el mundo exterior, el CD del proyecto Gotan y mi termo de agua (ademas del yogurt y los mangos deliciosos que me esperan), estaria apoyando la cabeza contra un árbol y vomitando. ¡¡Que asco!! Esto me reafirma más aún que la salida no esta en el desarrollo exterior, sino en el desarrollo interior. Volver a eso, deseando que todos los demas, en el mundo que ha creado el desarrollo, terminen por envenenarse con sus comidas light, sus atmosferas poluidas y su agua artificialmente purificada de todo quimico.
No se si mañana podre escribir. ¿Será que hay Wi Fi allá donde tarzan perdió el taparrabos?
Lochichongo, Sudán
martes 23 de octubre, 2007
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