13 de enero de 2008
Caras y vidas de Sudán
Decididamente Sudan no es un lugar exótico. Es un lugar como cualquier otro, con los mismos problemas, con la misma gente, con la misma vida que nos toca vivir. Solo cambia el idioma… He aquí algunos personajes y sus vidas.
Mujeres de “pelea”
Mano Blanca (que significa una mano que no tiene nada que esconder) y Wodam son dos organizaciones de mujeres que operan en Darfur. Si, ahí donde esta la guerra que tratan de resolver las ONG humanitarias, también hay grupos de mujeres que están dando otra batalla: la pelea por sus derechos. Linda gente, gente de pueblo, gente sencilla, muchas de ellas maestras, o sino agricultoras y activistas comunitarias. Luego de explicarme sus programas, en un caso sobre violencia domestica, prevención de Sida y educación cívica, y en el otra sobre microempresa, actividades artesanales, producción de alimentos envasados y empoderamiento de la mujer, comenzamos un dialogo simple y franco. Mi primera pregunta fue sobre violencia domestica. ¿Cómo se presenta esta, sobretodo en un lugar donde los hombres no se emborrachan? La respuesta fue sorprendente: “Aquí los hombre si se emborrachan”! Se hacen sus propios tragos, caseros, y con esto, de tanto en tanto, se emborrachan, llegan a casa y les pegan a sus mujeres (porque en general hay más de una). Claro que existe algo parecido a las “Comisarías de la Mujer” y, de tanto en tanto, se da el caso que una mujer denuncia al marido abusador y este es detenido. Situación que es mal vista por la familia de la mujer y del marido... La otra pregunta fue sobre como se podía hablar sobre los derechos de la mujer en una sociedad musulmana donde la mujer, de partida, no tiene ningún derecho. La respuesta fue aun mas sorprendente: “En el monte Ararat, el profeta dijo muy claramente que la mujer tiene los mismos derechos que el hombre y eso esta claramente escrito en la “Biblia” (le dicen Biblia, en inglés, al Corán). Solo que los hombres, en una sociedad controlada por los hombres, han usado a la religión para justificar su poder sobre la mujer; y es precisamente por esos derechos que estamos luchando…” Que interesante podría ser un encuentro entre mujeres de nuestro mundo y estas otras mujeres, de un mundo aparentemente tan diferente y sin embargo tan similar.
Abubakr (le ganó a la tentación)
Al verlo, es difícil pensar que el pueda ser un ingeniero. Y lo es. Trabaja en Kadugli y es de la región. Joven, alto, como muchos sudaneses, no tiene ni la “pinta” ni el “plante” de un ingeniero. Más bien parece un muchachito aplicado entrando a la universidad. Es de una familia de pastores. El divide su tiempo entre sus proyectos de ingeniería y el cuidado de su ganado, un centenar de cabezas que tiene que trasladar de tanto en tanto, de un pastizal a otro, situado a unas decenas de kilómetros de distancia. Me contaba que fue el único en la familia que estudio, básicamente, porque durante la guerra, debido a los bombardeos no se podía mover el ganado y, por tanto, no tenía nada que hacer. Sus padres, para evitar que tuviera la tentación en ese entonces de unirse a alguno de los bandos, como lo hicieron muchos, o porque fueron llevados a la fuerza o se aburrían sin nada que hacer, lo mandaron al colegio en la ciudad. Y así, de a poco, se fue haciendo una carrera y termino de ingeniero civil.
Kadiya (porque aquí también hay refugiados)
Etiope, refugiada de la guerra que hubo allá. Llego a este país caminando, junto con otros miles de etíopes que fueron acogidos en Sudan. Se dice que Sudan ha sido tradicionalmente un país de refugio, pero también donde se organizan y de donde han salido los grupos armados que finalmente han tomado el poder en los varios países que rodean a este inmenso territorio, que son como ocho. Vino con su marido y otra familia sin saber una palabra de árabe (en etiopia hablan Amharic y Tigre). Llegó a Khartoum, la gran ciudad, y poco después el marido la dejó bajo el pretexto que no le había podido dar hijos… y eso no puede ser. Trabaja haciendo limpieza en oficinas y apartamentos. Aprendió árabe e inglés sola y habla de los “locales” como cualquier emigrante o refugiado en el país al cual ha llegado: “Que la gente aquí no trabaja, que somos nosotros los que venimos a limpiarles sus mugres, que son racistas, que te explotan, etc.,” todo lo cual, en cierta medida, es cierto. Pero es cierto en todas partes. Y los sudaneses que dicen que los emigrantes viene a robarles, que traen costumbres ajenas a las buenas costumbres del Islam, y todas las otras cosas que ya sabemos, porque en nuestros países es igual. ¿Será que esto es parte de nuestra esencia como seres humanos?
Selma (y su sueño de un país mejor) , Muktabi (Rap y Rolex)
Selma es una muchacha de unos 25 años, comunicadora social (si, porque aquí también los hay) que trabaja en mercadeo de artesanías en Nyala, Darfur. Trabaja con grupos de mujeres productoras y aprovecha que CHF, una de las agencias internacionales, se ha interesado en mercadear estos productos en Khartoum, para organizar la producción y montar puntos de venta en hoteles, el aeropuerto, etc. No quiere salir del país ni de su ciudad. Se interesa por el desarrollo de su comunidad, se viste de manera tradicional (básicamente porque aquí no se puede hacer otra cosa), pero en su casa y en la oficia gringa usa jeans. Piensa que la juventud es la esperanza de este país y que todo tiene que cambiar, porque la situación actual no da lugar a las ideas modernas que podrán hacer de Sudan un lugar mejor para todos.
Muktabi, tiene un poco más de 27 y es un ingeniero de sistemas, también en Nyala. Vive en la casa de su familia “porque con esta situación no da para poder vivir solo”, situación que es muy poco frecuente por aquí. Tiene bastante trabajo arreglando sistemas de cómputo porque “aquí todo el mundo tiene computador”, pero no quiere salir de su pueblo, porque aquí tengo a mi familia, mis raíces, mi hogar. No piensa en casarse aun, porque se siente joven y no quiere cargas familiares. Le gusta el rap (si porque por aquí también rapean… en árabe), los anteojos de sol de marca y los Rolex, de los cuales tiene uno… made in China, pero de muy buena imitación.
Fufu
Es un sobrenombre, pero aún no he podido averiguar su nombre real. Todo el mundo lo conoce como Fufu. Es nuestro contratista para construcciones en la región de Kadugli, en el centro del país, ahí donde esta Abyei. Es un hombre sencillo -este es un país de gente sencilla- pero es el dueño de la gasolinera y tiene 700 hectáreas de tierra a una hora de la ciudad, que no cultiva “porque los árabes vienen con su ganado y sus camellos y se comen o destrozan toda la cosecha”. Además de eso esta construyendo algunos edificios en Khartoum y un gran depósito para una de las ONG internacionales, probablemente para almacenar alimentos. Fufu es un hombre con medios económicos. Dice que quisiera invertir en el desarrollo de su comunidad, Kadugli, pero que no lo hace porque no hay garantías que la guerra no comience nuevamente y para que arriesgar. Fufu representa un poco el drama de Sudan, el potencial empresariado local no recibe estímulos ni garantías y por lo tanto se dedica solo a acumular. Suena conocido, ¿No?
Nagwa
Nagwa trabaja con nosotros en El Fasher. Es una mujer ya mayor, con hijos grandes, pero que le gusta trabajar en algo que le permita hacer por su comunidad. Ella tiene a su cargo el desarrollo de los proyectos de la comunidad que luego vamos a financiar. No es particularmente comunicativa, lo cual me hace sospechar que mas que cumplir los objetivos de los gringos, ella estaba “atornillando al revés” y desarrollando proyectos que respondían a las necesidades de la comunidad. Y bueno, una buena equivocación. Salí al mercado con ella para enterarme que era la hija de un poderoso comerciante de la cuidad y por lo tanto, sumamente respetada y querida. Me abrieron las puertas en todos lados del mercado y no me dejaron pagar por nada de lo que quise comprar.
Día a día en Sudan
Cosas que veía todos los días y que me hacían pensar que de todas maneras este es un país especial.
Letrero en una puerta del aeropuerto de Juba diciendo: “A la persona que se llevo por equivocación una maleta negra, puede devolverla llamando al teléfono xxxxxx. Será inmensamente agradecida.”
En el mismo aeropuerto, una persona no tenia plata para pagar su impuesto de salida se acerca a otra persona y, luego de preguntarle si iba también a Kampala, le pidió prestados US$50 que dijo, se los devolvería al llegar a su destino. La persona no dudo ni un instante en darle el dinero.
Los carros tienen patente o placas como se dice. Pero me enteré que son totalmente inventadas. Supe esto por un señor que esta tratando de montar un negocio, convenciendo al municipio de Juba, de establecer un registro único de placas de automotores y él las fabricaría. De esta manera los carros podrían ser identificados a través de sus placas.
...Y una historia de desarrollo:Abyei.
Como lo he mencionado, estamos (USAID) instalando la electricidad en esa ciudad. Pero se presentaron algunos problemas. Primero, el generador que llevamos con tanto esfuerzo, fue instalado al revés; hubo que tomar 3 días más para colocarlo como es. Luego, cuando ya estuvo montado, el dueño del terreno donde estaba ubicado se dio cuenta de que “OH! Hay un generador en mi terreno!”. Así que, ahora, hay un litigio para negociar una compensación por esto. Y luego de haber instalado los postes del alumbrado público de donde se colgarían los cables, se dieron cuenta que estos no eran de madera tratada sino que simplemente palos de árbol recién cortados y que, en ese clima húmedo, no iban a durar mucho tiempo. Así que hay que remplazarlos por otros, tal vez de cemento, aunque no hay como hacerlos por ahí. De todas maneras no importa porque el cable no va a alcanzar (se calculó mal, muy poco) y además el generador hace mucho ruido para el barrio donde esta instalado y habrá que construir una muralla anti-sonido alrededor...que nadie sabe como ni con que se va a construir...
Ese es el resultado de la mezcla de Sudan con desarrollo.
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