12 de febrero de 2009

Desde el espíritu interior y las Mil Calles de Fez

En realidad son más. Solo en la medina (que en árabe significa ciudad) de Fez, las cifras varían entre 900 y mil quinientas. ¡Nosotros recorrimos unas 300 calles en tres días! Fez también es conocida como la “capital espiritual’ de Marruecos. Otra capital en ese reino de capitales. Pero esta aun mantiene el prestigio de albergar a la más rancia aristocracia del país. Y aunque el rey y su familia no pertenezcan a esa aristocracia, muchas de las familias poderosas ligadas al régimen vienen de Fez. También dicen que viven las familias más poderosas y ricas de Marruecos. Y con razón. La ciudad esta situada en la región agrícola más productiva: trigo y otros cereales, vino y que se yo…Todos productos foráneos, introducidos por los franceses. Si hay un lugar social en el mundo, o por lo menos en el mundo conocido digno de ser visitado y tenido en cuenta, ese es Fez. Estambul tiene su mezquita azul, el Topkapi o la Catedral de Santa Sofía; Cairo tiene las pirámides. Bueno, Fez tiene su medina y las calles que se encuentran ahí… Entrando uno se topa con una ciudad moderna, un centro financiero importante, con hoteles de lujo, ¡de mucho lujo! Ahí están todas las cadenas, los Hilton, los Sheraton y todo lo demás. Pero a medida que se avanza hacia el centro, el panorama comienza a cambiar. Es como recorrer una cebolla desde la superficie al interior. Y a medida que se pasa de una capa a otra mas profunda, uno comienza a encontrar historia y mas historia, hasta que se llega a un punto donde el carro ya no puede avanzar mas. De ahí en adelante, el recorrido hay que hacerlo a pie o en burro, para ser mas preciso en “taxi-burro”. Eso fue, por lo demás, lo que tuvimos que hacer para llegar a nuestro hotel, más bien dicho nuestro “Ryad”. Llegamos a un punto donde el carro ya no pudo entrar por la estrechez de la calle. Y de ahí, todo caminar unas dos cuadras arrastrando maletas, hasta llegar a una pequeña puerta de madera finamente labrada. Tocamos y nos abrieron. Entramos por un pasillo estrecho hasta que llegamos al espacio interior, donde no solo dejamos caer nuestras maletas sino también la mandíbulas. Nos encontramos con un enorme espacio interior, de unos 7 metros de alto, con una fuente en el centro, que funcionaba, puertas de 7 metros de alto, y que se abrían hacia otro espacio interior, todo finamente decorado con azulejos y arabescos en bajo relieve que cubrían la totalidad de las paredes. Ryad, es el nombre que se les da a las casas de familias burguesas. “Alcazar”, es un palacio, “y “dar” es la casa común y corriente. Eso nos dijeron al día siguiente cuando nos explicaban los distintos tipos de habitaciones que se encuentran en la ciudad. En realidad más que una casa es todo un mundo interior, con su propia terraza donde, luego de subir los 4 pisos que tiene la casa, la gente divisaba la “medina” (o ciudad antigua) sin tener que salir de su propio hogar. Porque la vida en esas casas y en esas ciudades es toda hacia el interior. El ryad no tiene ventanas hacia el exterior. Todas las ventanas de las habitaciones (y de las doy hay muchas) dan hacia ese enorme espacio interior. Y como es imposible mantener esos enormes caserones, ahora se han transformado en lugares de hospedaje, nada barato, aunque luego descubriéramos que nada es barato...a menos que uno sea de ahí o ande con alguien de ahí. Muchas veces me dijeron que Fez era la capital espiritual de Marruecos, pero nunca me dijeron por qué. Con el tiempo comencé a darme cuenta que por espiritual no querían decir religiosa, sino que se referían, verdaderamente, al espíritu de ese lugar. Definitivamente ahí es donde esta depositada la cultura milenaria de ese país, viva y vive expresándose en el día a día de la medina. Eso lo pudimos vivir y comprender luego de haber vivido tres días caminando por las calles de la medina de Fez acompañados por Kamal, nuestro guía. Si, porque no se puede andar sin guía por las calles de la medina, por lo menos si se quiere poder salir de ahí en un tiempo razonable. En esos tres días Kamal nos hizo vivir el espíritu de Fez, caminando por sus calles desde la mañana hasta la noche. En efecto, son cientos de callecitas, angostas y tortuosas, que se cruzan en un laberinto aparentemente insondable. Pero que con los días, en este caso el breve tiempo que pasamos ahí, fuimos avizorando la lógica que las organiza. De hecho todas están organizadas por barrios; el de los carniceros (con sus secciones cordero, buey y camello); el de las verduras, el de las flores, las especies, el de los joyeros, el de las alfombras, las babuchas y zapatos, el del cuero, el cristal, el metal etc. Y así, es una particular callejuela están todos los vendedores de tal o cual cosa. A su vez, los “barrios” están agrupados por un cierto tipo de afinidad. De esta manera, carnes, frutas y verduras, artículos de cocina, cerámica (entre ellas las famosas tajines, usadas para preparar uno de los platos nacionales, la tajine) están próximos, en una zona de la medina. Los metales, cristales, alfombras y muebles, en otra zona. El cuero tiene su lugar especial que va desde el mercado o “Wall Street del cuero”, un lugar donde la gente llega con sus pieles y las grita y hace acuerdos de compra-venta con señales de las manos, hasta la enorme curtiembre que funciona desde hace siglos en las mismas piletas (al visitante le dan un ramo de hojas de menta para cubrirse la nariz por el olor), para finalmente terminar en las grandes tiendas donde le venden a uno de todo…y legítimamente de cuero y hecho ahí (y no en China, como comienza a ser la costumbre en todos lados). Todo en la medina esta reglamentado y organizado desde hace siglos. Como por esas cales estrechas no puede circular ni un solo vehiculo, todo el transporte se hace a lomo de burrito, caballos o mulas. Así los tubos de gas, las cajas de coca-cola o los televisores van de un lado a otro amontonado sobre estos animales quienes además tienen que respetar las señales de transito. Si porque las calles son de un solo sentido, habiendo muy pocas “avenidas” (de doble transito animal), y están claramente señalizadas con letreros con la figura de un burro y una flecha indicando el sentido de la vía. Y contrariamente a lo que sucede en nuestras ciudades, los letreros se respetan. Me toco presenciar el episodio de un contraventor que se metió en contra-sentido con su burro y toda la gente primero diciéndole que iba en contra vía, para luego pararlo y devolver al animal poniéndolo en el sentido correcto. Es que con la tradición no se juega, por lo menos ahí… Lo más fascinante de estar en ese lugar, es que en medio de ese aparente caos, donde después de todo reina un gran orden, uno se va topando con pedazos de la historia, en particular de una historia que a nosotros latinoamericanos, herederos de la colonización española, nos toca de muy cerca. No hay que olvidar que durante los 500 años que los “árabes” estuvieron en España, estos “árabes” eran en realidad los pobladores del reino de “el Andalou” que iba desde Marrakech hasta el sur de España, o sea los antepasados de estos marroquíes que se pasean por las calles de la medina de Fez, vendiendo las mismas cosas (cerámicas, bordados y otras artesanías) que ahora encontramos en America Latina, como resultado de la colonización española. Además de eso nos dejaron en el idioma más de 4,000 palabras hasta ahora detectadas, de origen árabe-marroquí. Ya conocemos almohada, aljibe y alcuza; pero que tal “caraz” (cereza), “sekia” (acequia), “funduk”(fonda), “lana”(oro), tan usada por nuestro lumpen local cuando te asaltan (dame la lana o te acuchillo!), “hartaba”(castañuela, que aquí son de metal) o “zefarad” que significa amarillo, pero que fue usada para denominar a los judíos de origen árabe-español que fueran expulsados por los tan cristianos reyes católicos de España en el siglo XV. Resulta que se los llamo así porque eran precisamente los judíos los que trabajaban con cobre y oro, metales amarillos o “zefarad”. Pero también están lugares tales como la universidad más antigua de esa parte del mundo, desde donde se difundió todo el conocimiento matemático y filosófico que alimento el renacimiento europeo; la casa de Maimonides, famoso filósofo, y científico de la edad media; y la “Clepsidra” que aun funciona en el barrio judío. Saben Uds. ¿Que es una clepsidra? Bueno, es un reloj de agua donde, por canales, se va distribuyendo el agua a pequeños recipientes que, cuando se llenan, vierten el agua a otro mas grande, tocando a la vez una campanita cada vez mas grande para señalar sonoramente los periodos de tiempo! Verla funcionar es absolutamente fascinante. Y todo eso existe en esa maraña de calles estrechas donde no existen grandes espacios abiertos, ni perspectivas, ni ventanas y donde la orientación de las calles esta hecha de tal manera que siempre corra por ahí una brisa fresca para que el caminante no se sofoque de calor. Además de las fuentes publicas que hay a cada rato para beber uno y los animales. Y todo funciona tal como ha estado funcionando desde hace siglos. Y si, no es que se hayan quedado atrás porque ahora en esas mismas calles hay “Cyber-cafés” y televisores y heladeras y toda la parafernalia que caracteriza a nuestro mundo moderno y tecnológico, a nuestra aldea global. Todo esta ahí, y todo funciona, sin inmutarse y sin alterarse por el paso del tiempo y sin quedarse atrás. ¿Será eso el “espíritu” del que se habla cuando se dice que Fez es la capital espiritual de Marruecos? Espero que si.

1 comentario:

Adriana Vilela dijo...

Luisito, no sabes como disfrute tu descripcion de Fez!!!
Compraste algun mueble tipico de alli??? ;-)
Adriana